jueves, 22 de julio de 2021

Paisaje

No sos algo del otro mundo, no.


Mirarte a vos es como mirar un llano cundido de gamelote y mirar a las vacas comerlo, es ver garzas volando al rio y flores del araguaney acariciadas por la brisa cayendo de sus árboles, es ver cantar a la Paraulata.

También es mirar con los ojos cerrados una truya de caballos salvajes y sentir como vienen atropellantes hacía vos mismo, mirar esa polvareda incesante manchando el ala de tu sombrero, 
el ruedo de tu falda.

Pero también tienes el canto de una gaviota en la voz y aunque eso no se pueda ver si veo las cosas que miro cuando vos me hablás, siento las olas sonar contra la orilla en ese marullo constante que es como una canción, miro la arena en tu espalda y el color de la tarde en cada cosa que me decís, en las conchitas de mar puedo leer tu nombre, si me hablas la piel se me cunde de escamas y necesito volver al mar. Es de vida o muerte.

Cuando te veo las cosas más extraordinarias puedo ver, porque tu belleza es algo que no invita a nada porque simplemente está ahí, es el botón de pausa del reproductor, una falla de audio en mitad de la fiesta, detiene el tiempo porque le hiere tener que pasar, es algo que te hace divagar, que te arropa de desvelo buscando las palabras precisas para escribir tu canción, es una estrella en el cielo nublado, el reflejo inmaculado de la luna en cada charco cuando ya dejó de llover. 

El primer rayo de luz que anuncia el final de la oscuridad en su madrugada, porque tu nombre es El Sol y mancha de vos todo a su paso, tiene olas ocultas cuando te invoco.

Así que no, no eres algo del otro mundo.

El mundo es a través de vos.

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