Para Joan
La lluvia arriva y todo se convierte en pozo.
Se da la búsqueda incansable de los tramos secos para aguardar el brinco de nuestros zapatos emparamados, salvándonos.
Todo se pone gris y europeo.
Y entre charquito y charquito me arrebata el soslayo un reflejo de aquel Capacho, seco, florecido. Y agachandome y buscandolo me soprenden bisures y tuqueques danzando a mi alrededor anunciando mi locura, sonrío y un chichube desde el poste anuncia un vendabal.
Llueven cemerucos, torrenciales y en caida libre desde su árbol que asotado por tal brisa ha comenzado a despedirse de cada uno. Caen al suelo cantando que hasta el fruto más divino va a terminar secándose, que un día van a desvanecerse del suelo y con las alas de la vida van a florecer, desde si.
Y en los charcos miro manadas de aves volando ccon dirección al mar, fuera del soslayo me veo a mi
que soy árbol
que florecí.
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