No te lo había contado...
Pero, siempre,
lleno mis ventanales de velas encendidas...
Le pido a la noche que siempre exista,
que sea, que suceda...
Para que se mantengan
las estrellitas titilantes en en el cielo.
A cada vela le tengo un nombre,
de esos que recuerdo,
el tuyo invoca a la Luna,
me socorre cuando la noche esta oscura,
la llena de esa luz tenue que adorna los rincones,
las flores, las bancas y las palmas,
pero a veces no funciona...
A veces mis conjuros se tornan espesos, lentos.
Entonces mis rituales se vuelven tangenciales,
mal funcionan en el pecho,
se me olvidan las palabras,
olvido los bailes...
Entonces cierro los ojos porque aparece el Sol,
con mis manos tapo mi rostro,
y me prometo que ya va a pasar,
me cuento historias y
me canto canciones para rescatarme,
urgente te busco en fotos,
te dibujo en las paredes tanteando las lineas,
todo en mi mente...
Y te garabateo sinmigo,
hago un mapa rupestre con mis mejores intenciones,
con mis deseos mas personales.
Pero llega el frío, otra vez,
y corro a las ventanas y vuelvo a encender mil velas,
vuelvo a rezarle a mis santos y a sus nombres y a tus piernas,
vuelvo a mi eterno intento candelario de verte alumbrar,
le canto a tus estrellas,
conjuro tu sonrisa...
Vuelvo a rogarle a la noche no irse jamás.
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