domingo, 23 de agosto de 2015

Souvenir

No contestaré a tu llamado,
ni siquiera tendrás que pronunciar mi nombre, de más.
No te arrancaré la vida con todos sus años
para mirarte, para tocar la tela que te viste...
Tan solo robaré, es mi deber, unos minutos de cualquier día de estos.
Tal vez dos, tal vez cinco o tres,
los suficientes para procurarte un silencio repentino
hasta que consigas olvidarme, para siempre, cada vez.
Cada vez que pienses en mí.

Tal vez sean unos segundos o algunas pocas palabras,
quizá no necesite hablar...
Ya algo se me ocurrirá.
Habrá una brisa fresca,
cabello, labios y necesidad.
En una plaza, en alguna calle,
en alguna esquina,
flores, hojas caídas y voces de niños con sus madres,
gritos de colector,
caramelos.

Las cosas trascendentes pasan de repente, Negra,
como de repente pasamos nosotros mismos,
como pasan los días,
como pasan los pájaros,
como pasa lo que va a pasar, sin detenerse...
Tienes que saberlo,
tienes que pasar...
Pasar por esta esquina donde espero,
pasar como pasan las noches, los aviones,
pasar de largo y dejar el tierrero alborotado.
Pasar como pasa el sentimiento,
que pase justo ahora,
pasar y encontrarte los minutos que te prometo,
que pasen.
Como pasa la brisa que aviva el fuego, Negra,
ese que enciendes, ese que me abrasa.
Pero pasar.
















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