Conocerás al
viajero por sus luces,
ilumina bien su camino
y siempre le regala un respiro al corazón...
Lo deja escapar asomado por la ventanilla.
Ya no me sirven las promesas...
Creo en el
hambre,
estoy parido
de un estomago vacío
que se
retuerce ansioso del alimento, que ruge.
Ya no me
sirve el Amor...
Creo en el
miedo,
confío en el
corazón roto.
Al final, la
angustia a través del tiempo es el único sentimiento cierto.
Dejo atrás
la sanación...
Creo en mis
cicatrices,
llevo
implícita la Fé en cada una de mis heridas abiertas.
(A esta hora
Caracas parece el reflejo de un cielo lleno de estrellas...)
Detestare la saciedad...
Creo en la
necesidad,
en la avidez
del espíritu.
Con la
mañana me levantaré optimista y en la noche me ocultaré esperanzado.
Renuncio al
Sol...
Esperaré la
lluvia,
alentaré a
mi corazón buscando una luz entre las nubes...
Brincando
entre los charcos del escampe.
Huiré del
alcohol...
Será la
sobriedad mi fortaleza
y espada
contra aquellos fantasmas que me asustan,
se irán
ellos o me iré yo.
Pero...
Jamás me
alejaré de mi ni de quien soy,
no cancelaré
mi espíritu ni encajonaré mi corazón,
prometo en
cada amanecer hacer el intento de despertar.
Un
día,
al final de
tanta verga,
lo
conseguiré...
Al oír tu
voz.
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