viernes, 5 de febrero de 2016

Manifiesto para un Calcáneo.

Conocerás al viajero por sus luces, 
ilumina bien su camino 
y siempre le regala un respiro al corazón... 
Lo deja escapar asomado por la ventanilla.

Ya no me sirven las promesas... 
Creo en el hambre, 
estoy parido de un estomago vacío 
que se retuerce ansioso del alimento, que ruge.

Ya no me sirve el Amor... 
Creo en el miedo, 
confío en el corazón roto. 
Al final, la angustia a través del tiempo es el único sentimiento cierto.

Dejo atrás la sanación... 
Creo en mis cicatrices, 
llevo implícita la Fé en cada una de mis heridas abiertas.

(A esta hora Caracas parece el reflejo de un cielo lleno de estrellas...)

Detestare la saciedad... 
Creo en la necesidad, 
en la avidez del espíritu. 
Con la mañana me levantaré optimista y en la noche me ocultaré esperanzado.

Renuncio al Sol... 
Esperaré la lluvia, 
alentaré a mi corazón buscando una luz entre las nubes...
Brincando entre los charcos del escampe.

Huiré del alcohol... 
Será la sobriedad mi fortaleza 
y espada contra aquellos fantasmas que me asustan, 
se irán ellos o me iré yo.

Pero... 
Jamás me alejaré de mi ni de quien soy, 
no cancelaré mi espíritu ni encajonaré mi corazón, 
prometo en cada amanecer hacer el intento de despertar. 

Un día, 
al final de tanta verga, 
lo conseguiré...
Al oír tu voz.


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