viernes, 20 de junio de 2014

DE TARDE

298 por delante... debería... Nah! El sol esta insoportable. Mejor espero sentadito aqui y evito perder el numero (298 por delante)... Observo, miro, analizo... El vigilante frustrado tratando de evitar que los clientes hablen y hablen y hablen por sus celulares... Tratando de evitar que ignoren su autoridad al decirles "Disculpe (Tal Vez COÑO), no puede usar ese celular aqui" Las personas desesperadas cansadas de la lentitud del proceso que los demora, amarradas a una taquilla, esperando... Mirando cómo pasan los minutos sin que pase nada. Me detengo un momento a pensar en el desayuno, son la 1/30... será el almuerzo me digo. Voy a la panadería en frente, compro algo y corro de acera a acera... Van a cerrar, tengo mi pote de jugo en la mano, ya lo termine y no veo papeleras con la cara del alcalde por ningún lado... Tengo hambre pero no puedo demorar mucho... En los extraños caminos de los bancos los números a veces no tienen su preciada continuidad. Entro al banco, me siento en el piso, no hay sillas, sigo observando... Cada cliente es una historia... Solo oigo BLABLA, por aquí y por allá BLABLA... Extrañamente no hablan de pòlitica, nadie menciona a Maduro ni a Chávez (creo que ya lo olvidaron)... Hace aparición una señora ya mayor con su franela desgastada de 10 MILLONES DE SONRISAS y con cara de necesidad y todos la miran y se miran pero nadie dice nada. Llega el camión de valores... Toman la entrada y nos hacen retirarnos dejando una luz entre la muchedumbre que espera. Entra en Vigilante todo armado y contoneándose con una bolsa que parece valiosa... Nos ve amenazante, con sus ojos de rufián blindado y con su mirada nos acusa de cosas que muy en el fondo desde hace rato ya somos culpables, nos cree terroristas de oficina... Se marchan, todo vuelve a la normalidad. Me quiero sentar, pero a mi lado una señora me dice con la mirada: Mijo... dejeme la silla a mi. Se la cedo, llega un señor que parece tener algo con ella, parece conocerla mejor que yo. Ella lo mira, brinca y le acomoda la camisa, le reclama que con su apuro nada resolvió con tal "gentaramenta en ese banco, Dios mio"... Él no habla, no hace falta parece... tal vez ahí está el secreto... Se miran un momento y parece que Él va a replicar... pero ese instante, que parece eterno, brincan a la vista de aquí hasta allá (y parece que para siempre) miles de noches con sus días y sus lágrimas y sus risas y sus hijos y una casa, una vida, muchos gustos y disgustos y una larga historia y una promesa cumplida... Ella suspira y se sienta otra vez. Él se queda erguido... Ahí, estático. Llora una niña y me hace reaccionar... Justo pensaba en ti, recordaba que estas molesta... pero no podía recordar desde cuándo ni tampoco el por qué? Llora la niña, está detrás, volteo... Grita "Agua" Jugo" "Estoy cansada" "Me quiero ir" ... Grita y rompe los cristales del silencio que flotaba entre la gente, ese silencio que desespera, que antecede al desastre, esos 5 segundos antes de la explosión... Sigue llorando, cada vez grita más, todos voltean y se quejan "los niños no son pa traerlos aquí" . Pero quien puede juzgar... Hace lo que puede parece... Grita una vez más... Todos voltean y la miran mal, sin embargo, siento que es el único ser que demuestra algo de cordura en la sala... Sabe lo que quiere, no nació para encerrarse en necesidades vagas como el dinero. Miro la pantalla... la había olvidado absorto en la fauna bancaria... Faltan solo 105 ya. La niña? Ya no la oigo, la busco entre la gente... Me pongo de puntas pero no la logro ver... El sistema ya hizo lo suyo, la absorvió. Tengo hambre... meto la mano en mi bolsillo y aprieto la bolsa de mi almuerzo. Ya no puedo salir, es tarde. Si salgo ya no entro y un paquete de oreo parece que no es suficiente. Siento lamentos dentro de mi estómago. Siento como ganas de llorar. Encuentro a una amiga y nos miramos y parece que fuesemos la esperanza de uno en el otro... Nos saludamos con un abrazo y nos preguntamos a la vez: VAS A DEPOSITAR? Eso era todo... se acabó la emoción, seguimos nuestras vidas y nos perdemos entre la gente buscando ayuda. Faltan 25... Pero en un intento desesperado me abalanzo a la taquilla y meto el registro con la cedula y el cheque... El cajero de forma despectiva sin ver bien me dice: ESTO NO LO VAS A PODER COBRAR. Y siento que todos esos empujones, los trompos rotos, las metras robadas y las camisas rotas en peleas perdidas de ese señor consiguen ganar una revancha en mi, creo que lo disfruta. Me detengo... El tiempo se detiene, siento cada letra que atraviesa la habitación y se estrella contra la pared, una vez más, N O L O V A S A P O D E R C O B R A R . . . Me explica, asiento con la cabeza... Me voy. Salgo a la calle, son las 4/45... Tengo hambre, quiero llorar... Pero... Ya va... Ahí está! La niña... sigue llorando, me voy acercando y consigo entender: Le dieron su jugo pero quiere otro más, espera más de la vida! Sonrío... olvido el hambre y las ganas de llorar y sonrío... Me acerco y agarrándole un cachete le pido que no llore tanto, le explico que hay formas de pedir las cosas... Se calma y me alejo, la dejo atrás con aquella lucha por sus necesidades y su madre a punto de romper en llanto. Me voy desapareciendo cansado entre los buhoneros de la Ampíes pero con alegría. Todo está bien, mientras esa niña siga llorando todo va a estar mejor.

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