Del tiempo pasado,
de las cosas que hicimos para bien o para mal,
del recuerdo que nos queda de la gente,
de los momentos que nos hacen replantearnos las cosas,
de todo absorbemos, aprendemos y practicamos.
Cuando aparecen los amigos,
y también cuando se van,
refrescamos la memoria,
se nos vienen a la mente imagenes,
aromas,
nombres,
rostros,
por lejanos en tiempo y espacio recordamos lo vivido,
hasta casi abrazar el pasado... que nos alegra el alma.
En los tiempos de web cuando urgámos las notas,
las fotos,
cuando encontramos lo familiar tan ligado a lo digital,
vemos viva esa capacidad de sorpresa que nos alimenta el corazón,
podemos tocar el momento
que aun de procedencia virtual
nos retribuye en cash el alma.
Aun asi, los prefiero en físico por supuesto,
pasear como pocas veces podemos,
caminar juntos y besarte mientras quieras,
abrazarlos y sentir como me alimentan los segundos,
sentados en una banca a media tarde,
cansados de disfrutarnos,
exhaustos de color,
de besos
y de caramelos,
de miradas, de gastarnos el tiempo
sin pensar en otra cosa que en nosotros,
Y justo ahí,
quisiera captarlos,
cerrar los ojos y sentirme alagado por la vida,
quedarme para siempre con esa imagen en la mente,
(no en la cámara ni el el espacio)
voltear la vista y ver tu sonrisa...
sentir eso que nos une casi de piel,
que nos corre igual por las venas que nos mantienen,
Quisiera apretar los ojos y pensar que nunca te iras...
meterte en el bolsillo,
subirte a mis hombros y a mi blog,
quisiera tantas cosas...
pero solo pienso en quererte en ese momento...
mas, cada vez mas,
a cada momento mejor...
Quisiera saber pintarte,
que no te movieras un segundo para recordar,
pero solo te voy a guardar en el corazón, no hay de otra.
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