lunes, 8 de septiembre de 2008

Sunday Morning Call


Bajada la resaca,
buscando la sopita anhelada,
que cura la cruda y reconforta el alma,
gastado el sueldo y prometido el cambio
(reincidente).

Llega el Domingo,
con su tranquilidad desesperante 
y sus calles vacías,
con las hojas volando arrastradas por la brisa
y el polvo de ciudad rota manchando la vista y al corazón.

Oyendo Calamaro,
haciéndole honor al descanso.
El altar en la cama,
el pensamiento en la almohada,
las ganas apretadas en las manos.

Domingo
7mo día,
para algunos el comienzo, para otros el final,
paz,
ansiedad,
cuarto oscuro y vacío,
paseos por la avenida tomados de la mano,
plazas muertas reviviendo,
risas,
niños,
madres complacidas,
padres comprometidos,
arena, sal, olor a pescado frito,
mondongo, boca quemada.

Domingo,
voltear la vista y encontrarte a mi lado,
abrazándote a tu inmenso sueño,
rescatándote del ayuno mañanero,
despeinada,
con mas ganas de ayer que de hoy.

Paz bendita y relajada,
invitación a comenzar de nuevo
(El lunes empiezo...)
día de reflexión,
soleado y solitario,
de autobus demorado,
de pertenecerse a si mismo,
de periódico, de revistas,
de piernas cruzadas bajo la sabana,
de ramas de albahaca y romero,
de wanton mien,
de película rentada, de piel.

De tí, otra vez de mí.



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