viernes, 20 de marzo de 2015

Alas de Perro Negro.

"Hay un perro desnudo,
que anda junto a mi..."
Manolo García.
Es una brisa,
suave,
tibia...
Esa brisa que entra por las ventanas en esas mañanas de esos cafés que son tan levantadores.
Una brisa que pasa acariciando los oídos, les silva,
baila con los mechones de pelo,
perturba los collares.

Y los pies,
los pies juntitos...
Asomados los pulgares en la saliente,
los ojos cerrados,
brazos abiertos, de tarjeta postal (aquí estoy, pienso).
Tal vez ahí esta la solución,
no tengas miedo...
déjate caer.
Junto los parpados, tanto que duelen las pupilas.
Salto, 
pero no para dejarme caer, 
jamás siento miedo...
Es que de vez en cuando
tan solo bajo para besar el suelo (ese, que pisas)
es que mis alas tienen esa cosa de rescatarme,
de salir a buscarme esas tardes cuando me pierdo en los techos llenos de tejas buscando la puerta por donde entré.
Siempre vuelvo al Sol.
Siempre respiro.
Siempre.
Siempre... Y a veces también.
Y quieres ser feliz?
O no lo eres?
O qué carajos?
No hablo de eso...
Si mi fin fuese ser feliz
le pediría a un cometa que me convirtiese en perro.
y pasearía cuanta acera tiene esta Ciudad
con la lengua afuera,
jadeando,
con esa especie de sonrisa en mi hocico
y con el rabo fracturado de tanto agitarlo.
Orinando los postes y oliendo los traseros urgidos de cariño.
Si, sería perro.
Pero no de raza,
seria de esos callejeros... 
De esos que saben donde botan la comida los restaurantes,
de esos que miran desde lejos las bancas y sus personas, esperando una mueca o una silbido, tal vez.
Un perro negro.
Y en la noche?
Igual volvemos a la noche.
En la noche desaparecería,
sería negro, recuerdas?
sería una mancha que ladra y que aúlla de vez en cuando,
cada luna.
Sería esos fantasmas convertidos en leyendas que asustan en la oscuridad, que alejan a las personas de ciertas calles y que al final solo son un perro... Que no supieron distinguir por el miedo y por la misma oscuridad, pues.
Sí, sería un perro negro.
Tal vez...
Un perro negro alado?
Vuelas y mueves la cola y hueles traseros... con el hocico lleno de sobras?

Un perro negro alado?
Cómo voy a pedirle a un cometa que me convierta en un perro negro alado?
Eso no existe...
Tan solo en los cuentos que me susurras en las noches,
pero ya no quiero cuentos, 
tampoco quiero seguir oyendo tus voces
y tampoco quiero más pastillas.
No entiendo, 
qué coño quieres?
Qué coño quieres tú?
Me pediste que me subiera al techo,
me dijiste que nos íbamos a escapar.
Que saltara...
Me dijiste que volara...
Que no tuviera miedo.
Entonces no temas...
Salta.






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